la batalla de lepando

c1

participaron:

Juan de asturias

quien liberaba a los católicos

Miguel de Cervantes

escritor que participo en la batalla donde
resulto herido y perdio la movilidad en
mano izquierda

que paso?

Se enfrentaron en ella la armada del Imperio otomano contra la de una coalición católica, llamada Liga Santa, formada por el Reino de España, los Estados Pontificios, la República de Venecia, la Orden de Malta, la República de Génova y el Ducado de Saboya. A pesar de ser una alianza, de las 315 embarcaciones cristianas 164 eran españolas.

antecedentes

La conquista otomana
de Chipre

Los países católicos formarán una armada contra los otomanos que se reúne en el puerto de Suda, en la isla de Candia. La gran flota veneciana lanzada al mar al mando de Girolamo Zanne para impresionar a Selim II quedó mermada por el tifus en Zara y, para colmo, la propia Zara se encontraba en peligro por los corsarios otomanos y dejaron soldados allí

Salida a la mar de
la flota cristiana

El 15 de septiembre salieron las naves de César Ávalos para esperar al resto de la flota en el golfo de Tarento El primero, que será el cuerpo derecho en combate, lo mandaba Juan Andrea Doria, con 54 galeras. Llevan grímpolas verdes.
El segundo, que será el centro en combate, lo mandaba Juan de Austria, y lleva 64 galeras con grímpolas azules.
El tercero, cuerpo izquierdo en combate, lo mandaba Agustino Barbarigo y son 53 galeras con grímpolas amarillas.
Y el cuarto, que es la escuadra de socorro o de reserva en combate, lo mandaba Álvaro de Bazán. Está formado por 30 galeras con grímpolas blancas.

Reunión de las
escuadras

Una vez escogido el puerto de Mesina como punto de reunión, comenzaron a llegar a él las diferentes escuadras. A primeros de septiembre ya estaba toda la flota reunida, siendo su composición

La Liga Santa

La armada aliada estuvo al mando de don Juan de Austria Ante el fracaso de esta expedición, Pío V reúne a plenipotenciarios reales y venecianos para tratar de tomar medidas efectivas contra la expansión turca por el Mediterráneo. Las discusiones se centraron en las misiones de la Liga y la duración de la concentración de las fuerzas, con posturas encontradas entre venecianos y españoles. Los primeros querían restringir su ámbito al Mediterráneo Oriental, mientras que los españoles deseaban incluir las costas del norte de África.

La batalla

Preparativos de los
cristianos

Los preparativos constan en la orden general de navegación y combate dada por D. Juan de Austria, capitán general de la armada combinada de la Liga Santa. Se ordenaba, asimismo, que toda la Armada proveyera de abundante agua «donde se hubiere de hacer aguada», que se esta se almacenase en las galeras y que no se gastase más que para lo necesario, ya que al ser tan grande la Armada, se temía tener dificultades para conseguirla en un único punto. Por lo tanto, se ordenaba que intentaran aprovisionarse con una distancia de cinco o seis millas entre cada escuadra y, en caso de tener por necesidad que hacerlo toda la Armada en el mismo punto, que lo hiciera toda la Armada al mismo tiempo. La orden indicaba que la escuadra de vanguardia debía retrasarse a los lugares ordenados y que las galeotas de fray Scipion Ursino y de Francisco de Mecina debían de acudir al marqués de Santa Cruz para recibir órdenes.

Preparativos de los
turcos

habían llamado a todos sus almirantes para concentrar sus fuerzas en Lepanto.La «chusma» estaba compuesta de prisioneros cristianos capturados en distintas batallas o asedios.Al igual que la flota cristiana, están divididos en cuatro cuerpos. Su formación era de media luna.

El primero, cuerpo derecho, al mando de Mahomet Siroco, gobernador de Alejandría, formado por 54 galeras y 2 galeotas.

El segundo, centro, mandado por Alí Bajá, general en jefe, con 87 galeras y 32 galeotas.

El tercero, cuerpo izquierdo, lo manda el corsario Cara Hodja (Kodja) con 61 galeras y 32 galeotas.

El cuarto, o escuadra de reserva o socorro, lo manda Murat Dragut, y tiene 8 galeras y 21 galeotas y fustas.

La batalla

La flota de la Liga Santa, en formación de combate, emergió por la brecha que dejaban las islas de Kouhtsilaris y Oxía, seguida del ala derecha, que daba al mar abierto, al mando de Gian Andrea Doria y el ala izquierda, más próxima a la costa, estaba al mando de Barbarigo. La división de reserva, dirigida por el marqués de Santa Cruz, aún no había alcanzado las islas y probablemente rebasó Oxia por el oeste. Al llegar el marqués felicitó a Juan de Austria por haber encontrado al enemigo pero Gian Andrea Doria no compartía su entusiasmo ya que creía que eran los otomanos los que los habían localizado a ellos primero.26

Cuando las fuerzas avanzaban se toparon con un cambio en la dirección del viento, que comenzó a venir desde el oeste, lo que beneficiaba a la flota católica. Los sacerdotes de las galeras cristianas, que eran jesuitas en el caso de los Habsburgo y franciscanos en las venecianas, creyeron que aquello se debió a una intervención divina.

Pese a contar con un número similar de soldados, los galeotes de las galeras de los Habsburgo y del papa, desprotegidos y mal armados debieron ser de escasa utilidad. Sin embargo, en el caso de las venecianas, aunque insuficientemente preparadas, contaban con casi todos los remeros reclutados y bien equipados por lo que casi triplicaban el número de combatientes. Los hombres de las galeras de Creta, Dalmacia y las islas Jónicas estaban entre los mejor equipados.

Resultados

Aunque los turcos tenían más hombres y más naves que los cristianos. Las galeotas no podían oponerse a las galeras.
En las galeras turcas, salvo en las 40 ó 50 galeras reales, había menos hombres de guerra que en las cristianas, gracias a la previsión de don Juan de embarcar tropas españolas en las galeras venecianas.
Los cristianos usaban arcabuces, mientras que los turcos preferían las flechas. Consideraban que en el tiempo de cargar un arcabuz un arquero podía disparar seis flechas. Pero ni los daños, ni el alcance, ni la puntería eran comparables.
En Mesina, don Juan había ordenado rebajar los espolones de las galeras y cerrar las esculturas de adorno de proa, con lo que los cañones tenían más campo de tiro.
Pese a la esperanza puesta en ellas, la potencia artillera de la galeazas no tuvo casi influencia en el combate, pero sirvieron para desbaratar la formación de combate turca, al adelantarse su cuerno derecho.
La victoria de la batalla fue atribuida a la Virgen del Rosario, por haberse celebrado el primer domingo de octubre, fecha en la que las cofradías del Rosario,