rEste primer paso se hace visible en la expedición en el 2003 del Decreto 2566 que en el capítulo 2, artículo 19, estipula: “De acuerdo con la metodología específica de la actividad académica, las instituciones de educación superior deberán discriminar el número de horas académicas que requieren acompañamiento del docente, precisando cuántas horas adicionales de trabajo independiente se deben desarrollar por cada hora de trabajo presencial, distinguiendo entre programas de pregrado, especialización, maestría y doctorado.”
rEl propósito del Decreto 2566, por su mismo alcance e interpretación, es un primer paso en la valoración del trabajo independiente, para alcanzar un cambio en la educación superior en Colombia que esté en verdadera sintonía con los cambios del contexto mundial. Contexto que está caracterizado por un vuelco en el rol del docente donde se privilegia más el papel del estudiante como centro del aprendizaje, y donde se contempla la autonomía como eje de la relación entre el docente, el estudiante y el saber.
Que el saber no solo se obtiene de la academia , y por esto no solo reside en los docentes, sino que el docente formara seres autónomos capaces de acceder al saber, asimilarlo y transformarlo.
rRubia Avi y Marbán Prieto plantean:Los saberes tradicionales ya no son suficientes, alertándonos este hecho sobre la necesidad de que el sistema educativo forme personas capaces de generar aprendizajes autónomos, caminando hacia una nueva cultura de la enseñanza y el aprendizaje, mucho más constructiva y en la que las nuevas tecnologías juegan un papel clave
ayudar a formar en el aprender y en el
construir, donde el rol docente exige cambios, por ejemplo, una orientación hacia una docencia formadora, superando la simplemente informadora; una nueva docencia donde se
enseña a aprender y superando la transmisión de
conocimiento.
rEste giro en el rol docente lo resaltan Márquez García, Garrido Álvarez y Moreno Martos (2006). “El profesor deberá pasar, en muchos casos, a relegar las tareas docentes en relación con la transmisión de informaciones, dejar de ser un docente informador, para pasar a ser un docente formador; dejará de enseñar conocimientos para pasar a enseñar a aprender.
Resientes investigaciones concluyen un bajo aprovechamiento de las TIC’s en ambientes educativos.
rrecientes investigaciones concluyen el papel de las TIC´s en la reconfiguración del rol docente no ha sido lo que se esperaba, Antón (2005) al respecto afirma: “La utilización de las Tecnologías de la Información y la Comunicación como elementos didácticos de apoyo a la enseñanza presencial o como elemento fundamental de la educación a distancia es baja, revelando un poco aprovechamiento didáctico de los recursos informáticos”. Inclusive frente a esa apuesta de la incorporación de las TIC´s al aula, hay reflexiones menos alentadoras (Sigalés, 2004) “no todas las experiencias de incorporación de las TIC´s a la actividad docente universitaria han surtido el éxito esperado. Más aún, podría decirse que una buena parte de estas experiencias no han pasado de un estado incipiente, con un impacto escaso o marginal en sus instituciones y en algunos casos, además, con unos costes económicos elevados.”
El modelo de “Aprender de la Tecnología”
rconsidera la tecnología como canal para transferir la información, optimizando los procesos logísticos e instrumentales inherentes la curso, dándole al estudiante un papel pasivo, mientras que el otro modelo lo comprende como una herramienta de creación colaborativa del conocimiento, dándole un papel activo en el proceso de aprendizaje
Conclucion de Montes González y Ocho Angrino
rA la conclusión que llegan Montes González y Ocho Angrino (2006), acerca del uso de las TIC´s, es que independiente del modelo que se use, la apropiación de la tecnología por el docente es fundamental para potenciar las actividades de trabajo autónomo y la construcción del conocimiento.
Reflexion y rediseño de los cursos
rEn la reflexión y el rediseño de los cursos que debe realizar el docente para adaptarse a ese nuevo esquema centrando en el aprendizaje y por ende en el estudiante, se debe añadir una reflexión sobre el papel clave que jugará la tecnología, para que esa reforma no sea un ejercicio atemporal y descontextualizado, sino que se inscriba dentro de las dinámicas y exigencias de este mundo globalizado.