s Internet de las cosas está cambiando el
mundo en el que vivimos, desde la forma de conducir a cómo hacemos las
compras, pasando por cómo obtenemos energía para nuestros hogares. Se
incorporan sofisticados sensores y chips en los objetos físicos que nos rodean para
transmitir datos de gran valor. Datos que nos permiten entender mejor cómo
funcionan estos objetos y mejorar su rendimiento. No obstante, ¿cómo comparten
todos los dispositivos esas grandes cantidades de datos? ¿Y cómo podemos poner
esa información a trabajar? Tanto si vamos a mejorar la producción de una fábrica,
actualizar los aparcamientos libres para los ciudadanos residentes o supervisar
nuestra salud, la plataforma común de Internet de las cosas es la que relaciona las
distintas informaciones y proporciona un lenguaje común para que los dispositivos
y las aplicaciones se comuniquen entre ellos.
proporciona a las personas y las empresas información útil y control sobre la
mayoría de los objetos y entornos que están dentro del alcance de Internet. De esta
forma, IoT permite a las personas y las empresas estar más conectadas al mundo
que les rodea y dedicarse a trabajos más importantes de alto nivel.
¿Cómo funciona?
Un sistema IoT está formado por sensores o dispositivos que “hablan” con la
nube a través de algún tipo de conectividad. A continuación, el sistema integra los
datos de los distintos dispositivos para analizarlos y compartir información con
aplicaciones creadas para responder a necesidades específicas
El proceso empieza por los propios dispositivos, que se comunican de forma
segura con una plataforma de Internet de las cosas. Esta plataforma integra datos
de distintos dispositivos y aplica la analítica para compartir los datos más valiosos
con aplicaciones que responden a necesidades específicas del sector. Vamos a
empezar por un ejemplo sencillo: un coche. Después de un viaje largo por
carretera, Rebecca observa que la luz de revisión del motor se ha encendido. Sabe
que debe llevar el coche a un mecánico para que lo mire, pero no está segura de si
es algo sin importancia o si necesita atención inmediata. Al final, el sensor que ha
activado la luz de revisión del motor de Rebecca supervisa la presión de la línea de
frenos. Este sensor es uno de los muchos procesos de supervisión que hay en el
coche que se comunican constantemente entre ellos.
Un componente del coche denominado bus de diagnóstico recopila datos de todos
estos sensores y los pasa a una pasarela en el coche. La pasarela integra y ordena
los datos de los sensores; de esta forma, solo la información de diagnóstico más
relevante se transmitirá a la plataforma del fabricante. No obstante, antes de enviar
estos datos organizados, la plataforma y la pasarela del coche deben registrarse
entre ellas y confirmar una comunicación segura. La plataforma recopila y
almacena constantemente miles de bits de información del coche de Rebecca y
cientos de miles de coches como el de ella, para crear un registro histórico en una
base de datos segura. Los fabricantes han añadido reglas y lógica a la plataforma.
Cuando el coche de Rebecca envía una señal para indicar que el líquido de frenos
ha caído por debajo de un nivel recomendado, la plataforma desencadena una
alerta en su coche. El fabricante también utiliza la plataforma para crear y gestionar
aplicaciones que solucionan problemas específicos.