CANARIAS Y LA EXPANSIÓN IMPERIALISTA

Puertos Francos

El desarrollo de la navegación a vapor hizo necesaria la presencia de estaciones carboneras para el suministro de combustible en los viajes marítimos de larga distancia. Debido a la situación geográfica del archipiélago, Canarias se convirtió en un lugar clave de gran importancia en las rutas de navegación hacia el continente africano y América del Sur.

Desde 1880 los puertos canarios se convirtieron en estaciones carboneras para los vapores ingleses, alemanes, franceses y de otras nacionalidades que conectaban los principales puertos europeos ( Londres, Hamburgo, El Havre, Génova, etc.) con las colonias africanas y países sudamericanos como: Argentina o Uruguay.

Por otra parte, los conflictos diplomáticos generados por la concesión de instalaciones de cables telegráficos submarinos en Canarias o el establecimiento de compañías carboneras alemanas en los puertos isleños pusieron de manifiesto que el archipiélago se había convertido en un escenario más de la rivalidad colonial entre el Reino Unido y Alemania.

El Puerto de la Luz, en competencia con los de Santa Cruz de Tenerife, Funchal ( Madeira ) o Dakar ( Senegal ), se convirtió en el principal puerto de la fachada atlántica africana. Las excelentes condiciones de la bahía de Las Palmas de Gran Canaria, así como la construcción de un nuevo puerto llevada a cabo por la compañía inglesa Swanston entre 1881 y 1902, facilitaron el despegue del tráfico marítimo.

Nuevos Cultivos De Exportación

En torno al año 1900, la expansión de los nuevos cultivos de exportación ( plátanos, tomates y papas ) permitió a agricultores y comerciantes superar la grave crisis provocada a finales del siglo XIX por la depreciación de la cochinilla.

De la mano de los inversores ingleses ( Fyffes, Henry Wolfson, Alfred Lewis Jones, etc. ), los cultivadores locales emprendieron una nueva andadura e invirtieron en costosas obras de capitalización:

Sorriba de terrenos

Extracción de agua

Salones de empaquetado

Etc.

El plátano se convirtió en el principal motor de la actividad económica insular en el primer tercio del siglo XX. Su elevada rentabilidad, a pesar de la competencia de la fruta centroamericana en los mercados europeos, atrajo grandes inversiones y le permitió ocupar las mejores zonas de cultivo.

Inversión Británica

La presencia de una nutrida colonia de comerciantes extranjeros en los principales puertos no era ninguna novedad.

A comienzos del siglo XX, sin embargo; la presencia extranjera, y particularmente británica, adquirió un gran protagonismo en: Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife y el Puerto de la Cruz.

Las compañías extranjeras controlaban buena parte de:

Las operaciones comerciales

Importación-exportación

La actividad portuaria

Como:

La consignación de buques

El suministro del carbón

Las reparaciones navales

El negocio turístico

Los servicios públicos

Como:

Electricidad

Gas

Tranvías

La banca

Los seguros

La opinión pública local acuñó el término britanización para hacer referencia a esta hegemonía extranjera.

Turismo

Para el Reino Unido las islas Canarias desempeñaban tres importantes funciones económicas:

1: Que era una importante estación carbonera.

2: Que era un destacado centro para la producción y exportación de fruta.

3: Que era un popular destino turístico.

Como había ocurrido anteriormente en la isla de Madeira, a comienzos del siglo XX Las Palmas, el Puerto de la Cruz y, en menor medida; Santa Cruz de Tenerife, se convirtieron en localidades muy visitadas por los turistas ingleses, que, con frecuencia; acudían al archipiélago a recuperarse de alguna enfermedad.

Cuantiosas inversiones de capital, casi siempre británico, permitieron la construcción de grandes hoteles, como el Metropole o el Santa Catalina en Las Palmas, el Taoro en el Puerto de la Cruz o el Quisisana en Santa Cruz.

La presencia de los turistas europeos concedía un aspecto cosmopolita a las principales capitales canarias.