
El Terreno
El Estado es una asociación territorial o espacial porque requiere la base o el marco físico y geográfico donde se agrupan y conviven los hombres.
Delimita el ámbito espacial donde se ejerce el poder del Estado, es un tema de jurisdicción política hacia adentro del Estado.
Hacia fuera importa afirmar la independencia estatal, excluyendo por un lado el ejercicio del poder político en el área propia del estado, y extinguiendo el poder del estado cuando se está más allá y fuera de sus fronteras.
El territorio comprende: el suelo, el subsuelo, el espacio aéreo, y para los estados que tienen litoral marítimo: un cierto espacio de mar adyacente a las costas.
El Pueblo
Es la comunidad humana asentada en su territorio y que se halla subordinada al poder de la clase dominante.
La población define a un conjunto de hombres que habita el mismo espacio geográfico. Es un concepto sociológico que adopta un dato elemental de la realidad social.
El pueblo es, también un conjunto de hombres, pero que participa de una comunidad política en cuanto constituye una unidad cultural e histórica. Se trata de un concepto político jurídico, que revela el examen de la realidad política e institucional.
La población requiere de un tratamiento interdisciplinario que trasciende los alcances de la ciencia política. Problemas tales como la cantidad y la calidad de la población tiene indudable incidencia política, pero pertenecen a otras ramas científicas
La demografía es la disciplina que se aplica al estudio del aspecto cuantitativo de la población en lo que concierne a su volumen, crecimiento y densidad, es decir, la relación entre la superficie territorial y el número de habitantes que sirve de base para el concepto de presión demográfica.
El total de la población, entonces, es un dato objetivo, pero que cobra relevancia en tanto en cuanto se lo relaciona, a su vez, con otros datos, tales como la distribución geográfica, el sexo, la edad, etc., que determinan el estado de la población.
La demología es la disciplina que se aplica al estudio del aspecto cualitativo de la población, en la cual se la vincula a la raza, la herencia, la selección.
El Poder
El Estado es una unidad política constituida por una comunidad humana nacional o multinacional, fijada en un territorio determinado, en la que existe un orden jurídico establecido y mantenido por una élite que monopoliza el poder del Estado, dotada con poderes de coacción.
Es un poder institucionalizado, es decir, organizado en relación a un orden jurídico propio, regulador de la sucesión y la participación en el poder, a la par que limitador de la esfera y el orden del poder.
La institucionalización orienta al poder del Estado al bien público y, por ello, lo coloca por encima de los intereses particulares. Es así como el poder institucionalizado del Estado “ejerce una acción objetiva sobre los mismo hombres que lo han establecido”.
Es un poder de dominación, ya que cuenta con los medios de coacción para el cumplimiento de sus mandatos y, por ello, se considera un poder irresistible, ejercido de modo incondicionado, en el ámbito espacial y personal de una comunidad estatal.
Se trata entonces, de una categoría histórica, resultado de un largo proceso conducente a la formación del Estado moderno y el concepto de soberanía.
Es un poder de coacción. El poder del Estado se distingue de las otras formas de poder político, precisamente porque tiene, como expresa Max Weber, el monopolio legítimo de la fuerza o la coacción. Siendo este monopolio resultado del proceso histórico que dio lugar a la constitución de la forma política estatal.
El poder del Estado tiene un propósito direccional de la comunidad, que se manifiesta como imperio y se expresa en la finalidad del bien común, que es la meta específica de la acción política y el valor que permite enjuiciar el desempeño y la responsabilidad de los gobernantes
El poder del Estado es autónomo, ya que construye sus propias leyes y obra de conformidad con ella dentro de los límites fijados por estas. De manera que no reconoce “en potencia” la existencia de un poder más alto y, por lo tanto, resulta independiente en el plano externo de la realidad política y supremo en el plano interno de esa misma realidad.
Absolutistas
Podemos ubicar este tipo de Estado en Europa entre el siglo XVI y finales del siglo XVIII. El término de absolutismo, acuñado durante el siglo XIX por el liberalismo, está en estrecha relación con el concepto de poder. Efectivamente se denomina “absolutismo” por cuando la utilización y concepción que los monarcas hacían del poder era absoluto. Pero, el Estado absolutista no es necesariamente sinónimo de tiranía o despotismo. La existencia de límites y regulaciones está mediando entre estas concepciones de Estado.
Como afirma Pierángelo Schiera refiriéndose al absolutismo “se trata entonces de un régimen político constitucional (en el sentido de que su funcionamiento está, de cualquier manera,sometido a limitaciones y normas preestablecidas), no arbitrario (en cuanto que la voluntad del monarca no es ilimitada)
El Estado absolutista es la consolidación del poder bajo la tutela del monarca en relación con los “reinos” que proliferaban en Europa durante los siglos precedentes. Podría afirmarse que con los estados absolutistas a partir del siglo XVI, comienzan a delinearse los contornos del Estado moderno.
Liberal
El liberalismo como corpus ideológico reconoce algunas influencias de gran trascendencia. El primero que destacaremos en este trabajo será John Locke (1632 - 1704), quien escribió el Segundo tratado sobre el gobierno civil, aparecido en el año 1690. La otra gran influencia fue Adam Smith (1723 - 1790), quien con su libro Investigación acerca de la Naturaleza y causa de la riqueza de las naciones, aparecido en 1776, se constituyó en el fundamento teórico del libremercado. Los hechos históricos más importantes con los que se relaciona al liberalismo en sus inicios fueron los sucedidos con la “Gloriosa Revolución” de 1688. A partir de allí se abandona los postulados del Estado absolutista y se comienza con los lineamientos de una monarquía constitucional. Como forma de vida y de organización económica, política y social. Algunos de estos son:
Defensa y reivindicación del individuo en contraposición a una sociedad por estamental y corporativa, característica de la Edad Media.
Defensa de la libertad, en todos sus ámbitos (económico, político, religioso, cultural, etc.)
Defensa de la propiedad privada, como fundamento del desarrollo económico y político.
División de poderes, garantizando de esta manera una distribución del poder y evitando los poderes absolutos.
Importancia de la ley y del constitucionalismo como medio para evitar la arbitrariedad del poder. La ley no es un producto de la divinidad (trascendental), sino que es el producto del debate y del consenso entre los hombres.
Fundamentación del corpus ideológico en la racionalidad del individuo y en el creciente proceso de secularización social.
La idea fuerza de la construcción política a través de un “contrato” realizado de manera voluntaria (pacto de asociación).
La economía debe seguir un “orden natural” (espontáneo) sin mayor intervención de los hombres para alcanzar ciertos niveles de opulencia y bienestar. Mientras menores sean los controles, mejor funcionará el “mercado”.
La ambición por lograr una transformación social de la sociedad.
de Bienestar
Esta forma particular de Estado encontró un desarrollo sistemático en Europa Occidental con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial. Si bien podemos encontrar algunas acciones de política social en la Alemania de Bismark hacia finales del siglo XIX, y también como consecuencia de la crisis económica de 1929, la conformación definitiva y sistemática de esta forma estatal y su correlato político se asienta a partir de 1950, conociendo su “época de oro” durante las décadas del 50 y del 60 para llegar a una progresiva etapa de agotamiento hacia finales de la década de 1970. El Estado de bienestar keynesiano, así se lo conoce, se estructuró sobre una reconceptualización de las funciones del Estado, inspirada principalmente sobre la obra de John Maynard Keynes (1883 – 1946), economista inglés, a partir de su libro Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero, publicado en 1936. el Estado de bienestar alcanza a la “ciudadanía social”, entendida ésta como la satisfacción de las necesidades básicas del individuo en lo que hace a salud, educación, servicio social, empleo, etc. nos referimos a la tríada capital – trabajo – Estado. A partir de esta forma de concertación de fuerte contenido político, se avanza sobre los grandes temas de la economía.
Neoliberal
Con la crisis del Estado de bienestar -como consecuencia de la crisis del petróleo de 1973 y de su gran déficit fiscal entre otras causas- comienza a surgir una corriente de pensamiento, con una matriz fuertemente economicista en la concepción de la organización social, conocida como “neoliberalismo. Este cambio de paradigma mundial nos permite una mejor comprensión de los cambios que se produjeron en la relación Estado – sociedad a partir de las transformaciones en el aparato estatal. . Este camino estuvo marcado por la “necesidad” del capital de adecuarse y permitir la competencia frente a las otras sociedades en el mercado internacional.
*Decisión política de trasladar el peso de las decisiones económicas hacia la esfera del “mercado”. Esto significa que las estrategias referidas al desarrollo, inversión estratégica, capacitación, distribución y acumulación queda en manos de las corporaciones económicas nacionales y trasnacionales.
*El creciente proceso de eliminación de los controles y regulaciones (desregulación) que ejercían los estados sobre aspectos estratégicos de la economía. Esto implicaba ahorrar costos y alivianar el proceso productivo de las empresas para permitirles competir en el mercado internacional. La desregulación de la economía elimina la protección “superflua” de algunos sectores económicos, permitiendo así la “libre competencia” que redundaría en baja de costos y de precios.
*El proceso de privatización de las empresas públicas, en parte para permitir un nuevo proceso de capitalización de las mismas y también para que el Estado se desentienda de la gestión directa de dichas empresas, dedicándose solamente a su control.
*Apertura de la economía nacional al mercado internacional, ya sea en lo referente a bienes como a servicios y también en lo que se refiere a los capitales. El proceso de reforma del Estado cuenta con la presencia del capital extranjero, ya sea a manera de radicación de empresas, compra de empresas públicas, préstamos para llevar adelante políticas de subsidio y despido masivos y capital para la especulación financiera.
*Eliminación de controles y restricciones a la actividad financiera. Progresiva eliminación y desgravación fiscal a las actividades relacionadas con lo financiero y también a las grandes empresas, tanto locales como internacionales. Esta medida está destinada a promover la radicación de capital extranjero mejorando las utilidades y la rentabilidad. La remisión de utilidades de las filiales a las casas matrices, por lo general, tampoco está gravada y posee además libre disponibilidad.
*Decisión política destinada a achicar el gasto público. La meta política y económica de este tipo de estados es lograr “superávit fiscal” como una muestra de la “salud de la economía”.
*Creciente proceso de flexibilización laboral, tendiente a minimizar los costos que implican para las empresas la contratación de nuevos trabajadores. Estas medidas buscan la radicación de empresas para producir a precios competitivos en el mercado internacional.
*Descentralización y la nueva reasignación de funciones entre el Estado nacional y las jurisdicciones provinciales y regionales fue un aspecto fundamental de las políticas llevadas adelante por el neoliberalismo. Éstas implican que ciertas funciones del Estado nacional, léase salud y educación, pasan a manos de las provincias. Éstas deben responsabilizarse de estos ámbitos, tanto en lo que hace a la planificación de las actividades, mantenimiento de la infraestructura, como al pago de sueldos.
La soberanía es una categoría histórica de índole política y de naturaleza polémica. Su origen se remite a la Edad Media del siglo XIII, es decir, con el inicio de la configuración estatal. Alcanzó su plano desarrollo en la edad moderna al consolidarse el poder de las monarquías absolutas. Entro en discusión en el siglo XIX al enfrentarse con las doctrinas acerca de la limitación del poder absoluto y la división del poder. Corresponde a nuestra época su examen crítico frente a las nuevas formas de institucionalización expresadas en grado supranacional.
El motivo por el cual la antigüedad no llego a tener un conocimiento del concepto de soberanía, se debió a que no se dio la oposición del poder del Estado frente a otros poderes, que es la causa determinante de dicho concepto. En efecto, la formación del Estado moderno se dio luego de un largo proceso en que debió luchar y, finalmente, prevalecer sobre tres clases de poderes: la Iglesia, el Imperio Romano y los señores feudales.
Su dominación se acentúo al adquirir el poder supremo de justicia y asumir el poder legislativo y de policía, convirtiéndose, así, a fines del siglo XIII en soberano de todo el reino. Aquí surgió la importante labor de los legistas en la lucha por la unidad del Estado, afirmando la soberanía real, que de superior (grado comparativo) advino a suprema, grado absoluto. El Estado dominaba en el interior y era independiente en lo exterior.
La soberanía en el Estado. La plena formulación de la doctrina de la soberanía tuvo lugar en el siglo XVI. Esta concepción moderna de la soberanía es de naturaleza personal, de un poder subjetivo. Este poder subjetivo en la república puede recaer en el príncipe, en una aristocracia o en el pueblo, pero siempre tiene un poder ilimitado, porque esta “por encima del las leyes”. Esta concepción favorece, particularmente, a la república monárquica encarnada en la persona del príncipe absoluto.
De manera que la concepción subjetiva de la soberanía destaca su característica de indivisibilidad en cuanto reconoce la existencia de un poder supremo en el Estado (príncipe, aristocracia, pueblo), sobre el cual se funda la unidad jerárquica del poder del Estado.
La soberanía del Estado. Pero además de la concepción subjetiva de la soberanía nos encontramos con la concepción objetiva de la soberanía del Estado, que se configura como una forma política autónoma.
La soberanía, así entendida, no solo expresa la supremacía del poder estatal y su voluntad de autodeterminación, sino que viene a constituir el criterio distintivo del Estado. De manera que el orden estatal resulta de la supremacía de dominación de su poder soberano, que no admite comparación de poder alguna en el plano interno de la realidad política, y en el plano externo se manifiesta como independiente de otros poderes soberanos.
Se completa así la evolución histórica del concepto de soberanía, que partiendo de la concepción subjetiva, personalizada en el príncipe como soberano absoluto, y más tarde en la nación y en el pueblo, se radica después en la personalidad del Estado, para finalmente adquirir un carácter impersonal y objetivo, expresado en el derecho al afirmarse la “soberanía de la Constitución”.
La soberanía, así entendida, deja de ser un concepto sustantivo, caracterizado por la ilimitación del poder, para transformarse en una noción funcional vinculada a la posesión de la capacidad necesaria para la realización del bien común, que es la meta de lo político.
El concepto de soberanía. La soberanía, en su concepción clásica, expresa la idea de que el poder del Estado no es delegado, no deriva de ningún otro, tiene la fuente en sí misma, es independiente, es decir, es un poder supremo. En este sentido, la soberanía parece oponerse a la existencia de un orden internacional y a las corrientes de signo pluralista y federalista que consideran que el poder del Estado no puede entenderse bajo ningún aspecto como poder único, sino que tiene que ser concebido como poder limitado por otros poderes con lo que ha de convivir. En consecuencia, se afirma que el concepto de soberanía es hoy insostenible y que se halla en claro proceso de desvalorización.-
Estado: es la institución política que tiene las funciones de regular la vida social, establecer un orden y permitir la convivencia de las personas en un territorio dado. Es el cómo se ejerce el poder, quien quiere sea el titular de ese poder, y cualquiera sea la forma de gobierno. Y el modo de ejercer el poder es una cuestión de contenido o sustancial, que afecta al modo de ser de cada estado, o sea, la forma del estado.
Gobierno: es el conjunto de personas que ejercen el poder político en determinado momento histórico. O sea, se refieren a quiénes son los gobernantes y al modo de
organizar la compleja estructura que componen. En general, el poder significa que otras personas obedezcan; por lo tanto, el poder es una relación entre quien manda y quien obedece. En la sociedad existen varios tipos de relaciones de poder: en el ámbito privado, la relación entre padre e hijos; en el laboral, la relación entre jefe y empleados.
El poder político que ejercen los gobiernos tiene características específicas:
Se ejerce en el ámbito público. Es una relación entre gobernantes y gobernados, Estado y ciudadanos
Afecta a un gran número de personas: a todos los habitantes de un país
Emplea la fuerza pública cuando lo necesita para asegurar obediencia a las normas y sancionar su cumplimiento.
En Argentina el pode es ejercido por tres poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y el judicial, el encargado de administrar el gobierno es el Ejecutivo encargado por el presidente de la Nación.
CLASIFICACIÓN
Cuando relacionamos el elemento poder con el territorio, nos preguntamos cómo se ejerce el poder en relación con el territorio; y observamos que se puede ejercer en forma políticamente centralizada o políticamente descentralizada;
la forma centralizada es la forma de estado unitario: su poder se ejerce políticamente centralizado en el territorio;
la forma descentralizada es la forma de estado federal: su poder se ejerce políticamente descentralizado con base territorial, o sea, hay pluralización de poder en las zonas territoriales que componen a ese estado federal
Cuando relacionamos el poder del estado con el elemento humano o pueblo; nos preguntamos cómo se ejerce el poder con los hombres; y observamos que se puede ejercer:
La forma de estado democrática: cuando se ejerce el poder reconociendo la dignidad, libertad y derechos de los hombres
La forma de estado autoritario: cuando se restringe la dignidad, libertad y derechos de los mismos
La forma de estado totalitario: cuando se niega la dignidad, libertad y derechos del pueblo