Literatura griega

EL PERIODO PRIMITIVO

r

EL PERIODO PRIMITIVO

Los escritos del periodo primitivo de la literatura griega son, casi en su totalidad, textos en verso.

Poesía épica
Los primitivos habitantes de Grecia, los pueblos de las civilizaciones egea y micénica, poseyeron una literatura
oral compuesta en su mayor parte por canciones que hablaban de las guerras, las cosechas y los ritos funerarios.
La épica griega alcanzó su máximo esplendor con la Iliada y la Odisea de Homero. Los poemas épicos homéricos se difundieron en las recitaciones de
cantores profesionales que, en sucesivas generaciones, alteraron el original, actualizando el
lenguaje.

Poesía lírica
El dístico elegíaco se popularizó en toda Grecia durante el siglo VII a.C. y se utilizó en composiciones de todas
clases, desde canciones fúnebres a canciones de amor. El primer autor conocido de elegías fue Calino de Éfeso.
Otros famosos poetas elegíacos primitivos fueron Tirteo de Esparta, Mimnermo de Colofón, Arquíloco de Paros,
Solón —el primer poeta ateniense— y Teognis de Megara.
Puesto que
representa los ritmos de la antigua habla griega con mayor fidelidad que ningún otro metro, el
verso yámbico empezó a emplearse también en el diálogo de las tragedias, en la forma de
trímetro yámbico. Las fábulas de Esopo se escribieron originalmente en trímetros yámbicos,
aunque los textos que han llegado hasta nuestros días datan de mucho tiempo después.
La lírica, propiamente dicha, procede de canciones acompañadas de la lira, y en la antigua
Grecia había dos tipos principales, la personal y la coral.

C. Otras formas
Otro género que se desarrolló en el siglo VI a.C. fue un tipo de poema filosófico relacionado
con la épica y escrito por filósofos griegos como Empédocles, Jenófanes y Parménides. Los
primeros textos en prosa que han llegado hasta nuestros días datan de finales del siglo V a.C.;
los más interesantes, sin ninguna duda, son los dedicados a la medicina atribuidos al médico
Hipócrates.

EL PERIODO ÁTICO, SIGLOS VI-IV A. C.

El drama se desarrolló en Atenas durante el siglo VI a.C. En su forma primitiva, consistió en un coro de
hombres que cantaban y bailaban odas corales. Más tarde, se añadió un actor que dialogaba con el coro.

La comedia
Uno de los más grandes poetas cómicos fue Aristófanes, cuya primera comedia, Daitaleis, hoy
perdida, data del 427 a.C. Empleando la sátira dramática, ridiculizó a Eurípides en Las ranas y a
Sócrates en Las nubes. Estas obras representan la antigua comedia de la literatura griega.

La tragedia
La tragedia, tal y como hoy se la conoce, se cree que fue creada en el siglo VI a.C. por el
poeta ateniense Esquilo, que introdujo el papel de un segundo actor, aparte del coro. Sus
tragedias, cerca de 90, versan sobre temas tan excelsos como la divinidad y las relaciones de los
seres humanos con los dioses. Únicamente siete de sus obras han llegado hasta hoy, entre ellas
Prometeo encadenado, que narra el castigo de Zeus al titán Prometeo, y la Orestiada, trilogía
que retrata el asesinato del héroe griego Agamenón por su mujer, el de ésta por su hijo Orestes y
el posterior destino de Orestes.
El segundo de los grandes trágicos griegos fue Sófocles. La admirable construcción de sus
tramas y la manera en que sus temas y personajes despertaban al mismo tiempo piedad y temor,
llevaron a Aristóteles y a otros críticos griegos a considerarle como el mejor autor de tragedias. Su
Edipo rey constituye un epítome del género trágico. De las más de cien obras que escribió
Sófocles, sólo se conservan siete tragedias, una obra satírica y más de mil fragmentos. Fue el
primero en introducir el tercer actor en la escena, innovación que más tarde adoptaría Esquilo.

La oratoria
La prosa ática alcanzó su máxima expresión en las obras de los oradores atenienses. Antifón,
profesor de retórica, es uno de los primeros cuyas obras se conservan. El orador Lisias empleó un
estilo sencillo y directo, desprovisto de recursos retóricos. Se cree que escribió un discurso para que
Sócrates lo utilizara en su proceso (399 a.C.). Los discursos de Isócrates, por otra parte, son obras
literarias concebidas más para ser leídas que habladas. Las obras de Demóstenes suponen la rotunda
perfección de la oratoria griega. Empleando todos los recursos del lenguaje, creó discursos que se
convirtieron en modelos para los oradores posteriores.

EL PERIODO HELENÍSTICO, 323-146 A. C.

Tras las conquistas de Alejandro III el Magno en el siglo IV a.C., la cultura griega se expandió por un amplio
imperio. La más destacada entre las muchas escuelas de literatura que se crearon y la mayor biblioteca de la
antigüedad se localizaron en la ciudad de Alejandría, en Egipto.

La poesía
Una de las más admirables poéticas alejandrinas pertenece a Calímaco de Cirene, director de
una escuela en Alejandría y su principal bibliotecario. Calímaco está acreditado como autor de más
de 800 volúmenes, cada uno de ellos con muchas obras de las que se conservan sólo seis himnos,
64 epigramas y unas pocas elegías, además de otros poemas. Junto con sus seguidores, perfeccionó
el empleo del epilio, un poema corto en hexámetros con tema épico narrativo. Además de
perfeccionar el epigrama, que más tarde adoptarían sus discípulos romanos, desarrollaron el poema
didáctico literario y el pastoral.

La prosa
Posiblemente, la obra más importante del periodo helenístico fue realizada por sabios, científicos
y eruditos, en particular por el médico Herófilo, el anatomista Erasístrato, los astrónomos Hiparco de
Nicea, Claudio Tolomeo y Aristarco de Samos (el primero que sostuvo que la Tierra giraba alrededor
del Sol) y el matemático, astrónomo y geógrafo Eratóstenes, que midió la circunferencia de la Tierra.

EL PERIODO GRECORROMANO, SIGLO II-SIGLO IV D. C.

Después de que los romanos conquistaran Grecia en el 146 a.C., el historiador griego Polibio
escribió una crónica de la conquista y, un siglo más tarde, el geógrafo Estrabón recopiló su Geografía,
un estudio sistemático de lugares, animales y temas de interés.

Los primitivos escritores cristianos que transcribieron y reunieron el Nuevo Testamento utilizaron una
variedad de la koiné ('común', en griego), la lengua cortesana y literaria de la Grecia helenística. El
dialecto koiné es distinto del que emplearon los escritores griegos clásicos y sus continuadores, los
llamados aticistas, el mejor de los cuales fue el satírico Luciano, autor de Diálogos de los muertos,
Diálogos de los dioses y sus cómicas Historias verdaderas

EL PERIODO MODERNO

Escritos cretenses
Creta, dominada por los venecianos, fue el centro literario de Grecia durante los siglos XVI y
XVII. Los dramas que se escribieron en este periodo, como Erofili, de Yeoryos Jortatsis, imitaron
ampliamente los modelos italianos. Dos de las obras cretenses más importantes aparecieron en este
periodo, ambas en griego demótico o coloquial: el poema romántico Erotócritos, de Vitsentzos
Cornaros, hoy elevado por algunos a poema épico nacional, y el Sacrificio de Abraham (1635), un
drama psicológico de relaciones familiares, de autor desconocido, quizá Cornaros. En esta época se
escribió un gran número de canciones populares, incluyendo el poema pastoril La bella pastora, del que se publicó
una famosa versión en 1627. La composición de este tipo de canciones fue abundante en Chipre y en las islas

Poesía moderna
Uno de los poetas más populares de la primera parte del siglo XX fue Yeoryos Drosinis. Drosinis empezó
escribiendo en dialectos literarios, pero más tarde adoptó y propugnó el empleo de la lengua vernácula. Entre sus
libros de poemas destacan Tinieblas luminosas (1915) y Párpados cerrados (1917).
Coetáneo de Drosinis, Kostís Palamás está catalogado por los críticos como uno de los poetas más
importantes de Europa; algunos de sus mejores poemas están en el libro Vida inamovible (1904). Su
largo poema La flauta del rey (1910) relata episodios de la historia bizantina. Su obra maestra, el
poema épico El dodecálogo del zíngaro (1907) expresa las esperanzas y aspiraciones del pueblo griego.
A comienzos del siglo XX, antes de la ocupación inglesa, la ciudad era el
centro de la cultura griega, y este ambiente conforma el escenario de sus nostálgicos poemas
históricos. Tanto sus poemas eróticos como los que evocan las conmovedoras tragedias humanas de
la antigüedad están henchidos de una melancolía que recuerda a Charles Baudelaire. “Voces”,
(anterior a 1911), por ejemplo, es un impresionante poema sobre el emperador romano Nerón, que
yace dormido mientras las furias se acercan acosando al malvado. Cavafis escribe sus versos en una
armoniosa y lírica mezcla de griego demótico y literario.