LA FUNCIÓN SEMIÓTICA O SIMBÓLICA

LA FUNCIÓN SEMIÓTICA
Y LA IMITACIÓN

Los mecanismos senso-motores ignoran la
representación y antes del transcurso del
segundo año no se observa una conducta
que implique la evocación de un objeto ausente.

Un significante indiferenciado no es aún,
en efecto, ni un "símbolo" ni un "signo";
es, por definición, un "indicio"

Aparición de la función semiótica

En el curso del segundo año aparece, por el contrario, un conjunto de conductas que implica la evocación representativa de un objeto o de un acontecimiento ausentes y que supone, en consecuencia, la construcción o el empleo de significantes diferenciados, ya que deben poder referirse a elementos no
actualmente perceptibles tanto como a los que están
presentes.

Imitación diferida

En una conducta de imitación senso-motora,
el niño comienza por imitar en presencia del
modelo (p. ej., un movimiento de la mano),
después de lo cual puede continuar en ausencia
de ese modelo, sin que ello implique ninguna represen
tación en pensamiento.

Esta imitación diferida constituye
un comienzo de representación,
y el gesto imitador, un inicio de
significante diferenciado.

El juego simbólico o juego de
ficción

El infante inventa su primer juego
simbólico, aparentando dormir,
sentada y sonriendo ampliamente, pero
cerrando los ojos, con la cabeza
inclinada y el pulgar en la boca,
asiendo un pico de la sábana
que simula el de su almohada

En todos esos casos la representación
es neta y el significante diferenciado
es, de nuevo, un gesto imitador,
pero acompañado de objetos que
se han hecho
simbólicos.

Dibujo o
imagen gráfica

Es, en sus comienzos, un intermediario
entre el juego y la imagen mental,
aun que no aparece apenas antes
de los dos o de los dos años y medio.

La imagen mental

De la que no se encuentra huella alguna en
el nivel senso-motor (si no fuera así,
el descubrimiento del objeto
permanente se facilitaría mucho)
y que aparece como
una imitación interiorizada.

Evocación verbal

Cuando el infante dice "miau", sin ver ya
al gato, existe representación verbal,
además de imitación.

La representación se apoya exclusivamente
(o acompañándose de una imagen mental)
en el significante diferenciado constituido
por los signos de la lengua en vías de
aprendizaje.

Papel de la imitación

Siendo tales las primeras manifestaciones
de la función semiótica, el problema que
se plantea, ante todo, es comprender
el mecanismo de su formación

El lenguaje mismo, que, contrariamente
a las precedentes conductas, no es
inventado por el niño, se adquiere en
un contexto necesario de imitación
(porque si se aprendiese sólo por un
juego de condicionamientos)

La imitación, pues, constituye a la vez
la prefiguración senso-motora de la
representación y, en consecuencia,
el término de paso entre el nivel
senso-motor y el de las conductas
propiamente representativas.

La imitación es de inmediato una
prefiguración de la representación,
es decir, que constituye, en el curso
del período senso-motor, una especie
de representación en actos materiales

La adquisición del lenguaje, hecha
accesible en esos contextos de
imitación, cubre finalmente el
conjunto del proceso, asegurando
un contacto con los demás, mucho
más potente que la simple imitación
y que permite a la representación
naciente aumentar sus poderes
apoyándose en la comunicación.

EL JUEGO
SIMBÓLICO

El juego simbólico señala, indudablemente,
el apogeo del juego infantil. Corresponde,
más aún que las otras dos o tres formas
de juego que vamos también a examinar,
a la función esencial que el juego llene en la vida del
niño.

Obligado a adaptarse incesantemente a
un mundo social de mayores, cuyos
intereses y reglas siguen siéndole
exteriores

Resulta indispensable a su equilibrio afectivo
e intelectual que pueda disponer de un sector
de actividad cuya motivación no sea la
adaptación a lo real sino, por el contrario,
la asimilación de lo real al yo, sin coacciones
ni sanciones

Tal es el juego, que transforma lo real,
por asimilación más o menos pura, a
las necesidades del yo, mientras que
la imitación es acomodación más o
menos pura a los modelos exteriores,
y la inteligencia es equilibrio entre
la asimilación y la acomodación

Además, el instrumento esencial de adaptación es el
lenguaje, que no es inventado por el niño, sino que
le es transmitido en formas ya hechas, obligadas y de naturaleza colectiva, es decir, impropias para expresar las
necesidades o las experiencias vividas por el yo.

Tal es el juego simbólico, que no es sólo asimilación
de lo real al yo, como el juego en general,
sino asimilación asegurada (lo que la refuerza) por un lenguaje simbólico construido por el yo y
modificable a la medida de las necesidades

La función de asimilación al yo que cumple
el juego simbólico se manifiesta bajo
las formas particulares más diversas,
en la mayor parte de los casos afectivas,
sobre todo, pero a veces al servicio de
intereses cognoscitivos

El DIBUJO

El dibujo es una forma de la función semiótica
que se inscribe a mitad de camino entre el
juego simbólico, del cual presenta el mismo
placer funcional y el mismo autotelismo,
y la imagen mental con la que comparte
el esfuerzo de imitación de lo real

Luquet considera el dibujo como un juego;
pero resulta que, incluso en sus formas
iniciales, no asimila cualquier cosa,
no importa cuál, sino que permanece,
como la imagen mental, más próxima
a la acomodación imitadora

El realismo del dibujo pasa, pues, por diferentes fases.

Realismo fortuito

Llama "realismo fortuito" la de los garabatos,
con significación que se descubre luego

Realismo frustrado

O fase de incapacidad sintética, en
que los elementos de la copia están
yuxtapuestos, en lugar de coordinados
en un todo: un sombrero muy por
encima de la cabeza o los botones
al lado del cuerpo.

Realismo Intelectual

Viene luego el período esencial del
"realismo intelectual", en que el dibujo
ha superado las dificultades
primitivas, pero proporciona
esencialmente los atributos conceptuales
sin preocupaciones de perspectiva visual

LAS IMÁGENES
MENTALES

La psicología asociacionista consideraba la imagen
como un prolongamiento de la percepción, y como un
elemento del pensamiento, porque éste no consistía sino
en asociar sensaciones e imágenes.

Desde el punto de vista genético,
si la imagen prolongara, sin
más, la percepción, debería intervenir
desde el nacimiento, siendo así que
no se observa ninguna manifestación
de ello durante el período senso-motor,
y parece iniciarse únicamente con la
aparición de la función semiótica

Los problemas de la imagen

En cuanto al problema de las relaciones
entre la imagen y el pensamiento, tanto
BINET como los psicólogos alemanes de
la escuela de Wurzbourg, han mostrado
la existencia de lo que ellos denominaban
un pensamiento sin imagen:
puede imaginarse un objeto

El juicio que afirma o que niega
su existencia no es imaginado en sí mismo

Éste sólo se refiere a conceptos u
objetos conceptualizados a título
de clases singulares y subsiste,
tanto en el adulto como en el niño

El problema que suscita la imagen en
psicología de niño consiste entonces en
seguir, en el curso del desarrollo, las
relaciones entre el simbolismo imaginado y
los mecanismos preoperatorios u
operatorios del pensamiento

Dos tipos de imágenes

Es necesario, ante todo,
distinguir dos grandes categorías
de imágenes mentales:

Imágenes
reproductoras

Se limitan a evocar espectáculos
ya conocidos y percibidos
anteriormente

Por sí mismas, pueden referirse a
configuraciones estáticas, a movimientos
(cambios de posición) y a transformaciones
(cambio de forma), porque esas tres
clases de realidades se ofrecen
constantemente en la experiencia
perceptiva del sujeto.

imágenes
anticipadoras

Imaginan movimientos o transformaciones,
así como sus resultados, pero sin haber
asistido anteriormente a su realización
(como es posible imaginar las transformaciones
de una figura geométrica sin haberlas
materializado aún en un dibujo).

LA MEMORIA Y LA ESTRUCTURA
DE LOS RECUERDOS-IMÁGENES

El problema principal del desarrollo de la
memoria es el de su organización progresiva.

Existen dos tipos de memoria

Reconomiento

Sólo actúa en presencia
del objeto ya encontrado
y que consiste en reconocerlo

Evocación

Consiste en evocarlo en
su ausencia, por medio
de un recuerdo-imagen

EL LENGUAJE

En el niño normal, el lenguaje aparece
aproximadamente al mismo tiempo
que las otras formas del pensamiento semiótico.

Evolución

Este comienza, tras una fase de
balbuceo espontáneo y una fase
de diferenciación de fonemas por
imitación, por un estadio situado
al término del período senso-motor,
y que ha sido descrito, a menudo,
como el de las "palabras-frases"

Desde el fin del segundo año se señalan
frases de dos palabras; luego, pequeñas
frases completas sin conjugaciones ni
declinaciones, y después una adquisición
progresiva de estructuras gramaticales.

Lenguaje
y pensamiento

Si, en efecto, se comparan las
conductas verbales con las
senso-motoras, se observan
grandes diferencias en favor
de las primeras, mientras que
las segundas se ven obligadas
a seguir los acontecimientos
sin poder sobrepasar la
velocidad de la acción

Las adaptaciones senso-motoras
están limitadas al espacio y
al tiempo próximos

El lenguaje permite al pensamiento
referirse a extensiones espacio-temporales
mucho más amplias y liberarse
de lo inmediato.

La inteligencia senso-motora procede
por acciones sucesivas y progresivamente,
mas el pensamiento consigue, gracias
sobre todo al lenguaje, representaciones
de conjunto simultáneas

Esos progresos de pensamiento
representativo con relación al sistema
de los esquemas senso-motores se
deben, en realidad, a la función
semiótica en su conjunto:

Lenguaje y
operaciones

Hay una correlación sorprendente
entre el lenguaje empleado y el
modo de razonamiento

El niño de nivel preoperatorio comprende
bien las expresiones de nivel superior
cuando se insertan en órdenes o
consignas ("Dale a aquél un lápiz mayor", etc.);
pero no las utiliza espontáneamente

Cuando se le guía a utilizarlas,
mediante un aprendizaje
propiamente lingüístico,
lo consigue, aunque difícilmente;
pero ello sólo modifica un
poco sus nociones de conservación

Esos resultados, unidos a los reseñados
en el $ VI-3,parecen demostrar que
el lenguaje no constituye la fuente
de la lógica, sino que está, contrario,
estructurado por ella

Ese esquematismo continúa luego
desarrollándose y estructurando el
pensamiento, incluso verbal, en
función del progreso de las acciones,
hasta la constitución de las operaciones
lógico-matemáticas

Un indicio está efectivamente
indiferenciado de su significado, en el
sentido de que constituye un aspecto
una parte un antecedente temporal,
un resultado causal, etc.

Pueden distinguirse, cuando menos, cinco de
esas conductas, de aparición casi simultánea,

Al término del período senso-motor, el niño ha
adquirido una capacidad suficiente, en
dominio de la imitación así generalizada,
para que se haga posible la imitación diferida

Es pues, indispensable para
el niño que pueda disponer
igualmente de un medio
propio de expresión

Pero una de las primeras enseñanzas de los hechos
recogidos es que, al nivel preoperatorio, las imágenes
mentales del niño son casi exclusivamente estáticas, con
dificultad sistemática para reproducir movimientos o
transformaciones, así como sus resultados en sí, sólo al
nivel de las operaciones concretas

La memoria de reconocimiento es muy
precoz (existe, inclusive, en los invertebrados inferiores) y
está necesariamente ligada a esquemas de acción o de
hábito.

En cuanto a la memoria de evocación,
que no aparece antes de la imagen mental,
el lenguaje, etc., plantea un problema
esencial: el de su independencia
o su dependencia con relación al
esquematismo general de las acciones
y de las operaciones

La imagen que interviene en el
recuerdo parece constituir una
imitación interiorizada, lo que
implica igualmente un elemento
motor, la conservación de recuerdos
particulares viene a inscribirse, sin
dificultad, en ese posible cuadro
de interpretación

El problema de la memoria es,
ante todo, un problema
de delimitación

Esas palabras únicas pueden
expresar, uno tras otro,
deseos, emociones o
comprobaciones

Una segunda investigación
muestra también una conexión
estrecha entre los estadios del
desarrollo de la sedación y la
estructura de los términos utilizados