Evasión

Es predominante la búsqueda de motivos justificativos del propio proceder evasivo. Alcanza de los casos más toscos y primarios a los más depurados, siempre que falte la aceptación de las debidas exigencias de la realidad. Se le llama en psicología profunda (v.) racionalización; por la sujeción de lo intelectual lógico a lo afectivo

La autojustificación por razones objetivas es estricta realidad, no es su deformación; en ésta, por subjetivismo, es patente el contraste entre la clara apreciación de cualquier observador y la ciega terquedad del autoengañado. Igualmente, el afrontar el riesgo ha de ser según las exigencias de la realidad, no del capricho, la temeridad o el desvarío.

La predisposición de experiencias vividas juega en ello gran papel. El resultado es el autoengaño. Es evidente, y lo subrayan todos, que en el empleo de estos procedimientos no ha de confundirse lo recto con lo evasivo, sea éste patológico o egoísta. El debido esparcimiento, llamado a veces impropiamente e., la ficción en la inventiva estética

Es, en su acepción prevalente, una liberación a ocultas e injustificada.

En Psicología el concepto, por analogías con los mecanismos de defensa de Freud, es deudor a éste aunque ni él ni sus más adictos lo nombren entre los muy numerosos que mencionan

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En sentido psicológico expresa el eximirse de sentimientos molestos no afrontando las debidas exigencias de la realidad a que aquéllos son anejos

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Es más propiamente subjetivo el otro nivel, ocasionado por la e. indicada, así sucede que si afrontar lo arduo es costoso, la rehuida egoísta de lo debido crea también una situación afectiva insatisfactoria, con posible gama de lo desagradable a lo torturador, que solicitará una nueva e., la subjetiva.

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Es de capital importancia preguntarse el porqué de la e. en su raíz e instancia última, la pretendida autojustificación frente a lo debido esquivado, sobre todo ético.

causa por ello de la neurosis (Psychologie de 1'inconscient, reelaboraciones 1917 a 1956); «en virtud de mi experiencia como psicoterapeuta puedo asegurar que gran parte de todas las neurosis son enfermedades de la conciencia moral; los que padecen de los nervios pretextan a menudo no tener conciencia moral -e. y se refugian [con sus `teatralidades'] en una enfermedad aparentemente orgánica, para sustraerse a la penalidad de las propias reconvenciones

Testifique por muchos un experto eminente, Jung (v.): «La repulsa -e. a reconocer el pecado propio acarrea incalculables consecuencias» desastrosas (L'homme á la découverte, 1944); «Si le analizamos -al neurótico que por e. se estima amoral- descubrimos que es simplemente la moral la reprimida»,

Características

Esencial relación a lo afectivo para proteger lo grato y evitar lo penoso, y de la importancia que en su origen tiene la intercomunicación personal, su profunda raíz está, de ordinario al menos, en el propio sujeto que, o no acepta ser ni aparecer como es ni ser así apreciado por otros, o no empeña valerosamente sus potencialidades para debidamente superarse

Lo debido puede serlo por título y con carácter muy vario: uso, legalidad, decoro, justa conveniencia social, lealtad, fidelidad, estricta obligación ética en sus diversos grados.

La indispensable relación entre e. y lo «debido» que se rehúye, implica responsabilidad (v.): se falta a lo que de algún modo se debe y, desde luego, se puede.

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