Hoy el docente más que enseñar la nueva materia debe dotar a sus estudiantes de habilidades que les permita la construcción de saberes, se necesita de discentes caracterizados por un alto grado de independencia cognoscitiva, fenómeno que reclama de nuevos roles de los sujetos que intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
La ética profesional se puede se puede entender como un campo enfocado en códigos y otras normas de conducta y que se aplica a todas las profesiones. Otra manera de entenderlas es en relación a profesiones específicas, como la ética médica, la ética empresarial, la ética legal, la bioética y la ética de los medios de comunicación.
La Ética Profesional Docente, se basa en cumplir con ese compromiso el y la docente han de ser conscientes de sus tenencias prácticas, intelectivas y morales, así como del deber de desarrollarlas constantemente para ponerlas a disposición de sus estudiantes y ayudarles a crecer cognitiva, afectiva y moralmente de manera integral.
El profesor debe actuar como mediador del aprendizaje, ubicándose más allá del modelo de profesor informador y explicador del modelo tradicional. Esto supone que pueda seleccionar adecuadamente los procesos básicos del aprendizaje en cada materia y subordinar la mediación a su desarrollo, a través del uso de estrategias cognitivas y metacognitiva.
Discernir permite optar por la voz interior o conciencia, los valores, la inclinación hacia la vida, lo constructivo y la armonía, el diálogo y la autoestima.
Se interesa en la irreverencia y vibración de nuevas perspectivas y posturas críticas al sistema y a los procesos de aula, como se pueden dar nuevas transgresiones en las que se desafían los límites propios del conocimiento
El auténtico maestro busca, “enseñar lo que vive y vive lo que enseña” (Jiménez Abad, 1997, 106) siendo tan importante, en su opinión, tanto su saber como su actitud. Pero adecuar la propia vida a las enseñanzas impartidas en un espacio concreto a una hora determinada es algo a lo que no se puede obligar a nadie porque es algo que depende de la libertad personal y del valor concedido a la propia tarea educativa
Educar para la vida resulta una meta apasionante, pero de ningún modo podemos creer que es un objetivo a largo plazo. Nuestros niños se encuentran metidos de lleno en vivir algo que puede ser maravillosamente constructivo, la infancia. La meta importante no se encuentra al final del camino, se da encada paso, en cada curva, en cada recodo… Debemos dejar de pensar que todo niño es un proyecto de hombre para entender que todo hombre puede ser un fantástico resultado de una niñez preciosa.