Cuando Dios creó al hombre y la mujer (pensandolos como seres obedientes) quiso que vivieran una vida de alegría, en el reino prometido, por eso, considero como una verdadera traición que los humanos (influenciados por el diablo en forma de serpiente) comieran del fruto prohibido, como castigo los hecho del reino para que vivieran sus vidas como quisieran, no sin antes recalcar, que eran su creación y que no los abandonaría, pero, que ya no tendría esa confianza en Él con las que lo bendijo al principio de los tiempos