Cuentos de los Hermanos Grimm. Hecho por: Diego Elizalde López.

Las Tres Hilanderas.

El engaño de una niña hacía una Reina, todo por conseguir las mayores riquezas para ella y su familia.

Juan El Fiel.

Se le decía Juan El Fiel por la lealtad que le tenía a su Rey.

El Judío en las Espinas

Se trata de una docena de esqueletos de hace mil años atrás.

El Príncipe rana o Enrique el Férreo.

En aquellos remotos tiempos, en que bastaba desear una cosa para tenerla, vivía un rey que tenía unas hijas lindísimas, especialmente la menor, la cual era tan hermosa que hasta el sol.

La Reina de las Abejas.

Dos príncipes, hijos de un rey, partieron un día en busca de aventuras y se entregaron a una vida disipada y licenciosa, por lo que no volvieron a aparecer por su casa.

Hermano y Hermana.

Es un cuento muy extraño y sangriento.

Blancanieves y Rojarosa.

Una pobre mujer vivía en una cabaña en medio del campo; en un huerto situado delante de la puerta, había dos rosales, uno de los cuales daba rosas blancas y el otro rosas encarnadas.

Rapunzel.

Es una historia muy bonita de principio a fin, no es tan realista como algunas otras, pero sin embargo tiene su parte de la realidad.

La Pastora de gansos en la fuente.

Había una mujer muy vieja que vivió con una manada de gansos en un desierto en medio de las montañas, donde tenía su habitación.

La pequeña Briar-Rose.

No tardó en verificarse lo que había predicho la rana, pues la reina dio a luz una niña tan hermosa, que el rey, lleno de alegría, ignoraba que hacer y dispuso un gran festín, al cual invitó no sólo a sus parientes, amigos y conocidos, sino también a las hadas para que la niña fuese amable y de buenas costumbres.

Los músicos de bremen

Un pobre labrador tenía un asno que le había servido lealmente durante muchos años, pero cuyas fuerzas se habían debilitado de manera que ya no servía para el trabajo. El amo pensó en desollarle para aprovechar la piel, pero el asno, comprendiendo que el viento soplaba de mala parte, se escapó y tomó el camino de Bremen.

La Cenicienta.

Érase una mujer, casada con un hombre muy rico, que enfermó, y, presintiendo su próximo fin, llamó a su única hijita y le dijo: "Hija mía, sigue siendo siempre buena y piadosa, y el buen Dios no te abandonará. Yo velaré por ti desde el cielo, y me tendrás siempre a tu lado." Y, cerrando los ojos, murió.

El Pescador y su Mujer.

El pescador iba todos los días a echar su anzuelo, y lo echaba y lo echaba sin cesar.Estaba un día sentado junto a su caña en la ribera, con la vista dirigida hacia su límpida agua, cuando de repente vio hundirse el anzuelo y bajar hasta lo más profundo y al sacarlo tenía en la punta un barbo muy grande

Los dos compañeros de viaje.

Las montañas no se encuentran nunca, pero los hombres se encuentran, y con mucha frecuencia los buenos con los malos. Un zapatero y un sastre se encontraron frente a frente en sus viajes o correrías por su país.

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El hombre de la piel de oso.

Un joven se alistó en el ejército y se portó con mucho valor, siendo siempre el primero en todas las batallas. Todo fue bien durante la guerra, pero en cuanto se hizo la paz, recibió la licencia y orden para marcharse donde le diera la gana.

Juanita y Juanito.

En medio de un espeso bosque había un antiguo castillo habitado únicamente por una anciana, la cual era hechicera, por el día se convertía en gato o ave nocturna, mas por la noche volvía a tomar su forma humana.

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El Joven Gigante.

Un campesino tenía un hijo que no abultaba más que el dedo pulgar; no había manera de hacerlo crecer, y, al cabo de varios años, su talla no había aumentado ni el grueso de un cabello.

El oso y el reyezuelo.

Un día de verano salieron de paseo el lobo y el oso. Éste, oyendo el melodioso canto de un pajarillo, dijo:
- Hermano lobo, ¿qué pájaro es éste que tan bien canta?
- Es el rey de los pájaros - respondió el lobo -. Hemos de inclinarnos ante él.
Era, en efecto, el reyezuelo.

Los doce cazadores.

Vivía en otro tiempo un príncipe que tenía una prometida de la que estaba muy enamorado. Hallándose a su lado, feliz y contento, le llegó la noticia de que el Rey, su padre, se encontraba enfermo de muerte y quería verlo por última vez antes de rendir el alma.

El Sastrecillo Valiente.

No hace mucho tiempo que existía un humilde sastrecillo que se ganaba la vida trabajando con sus hilos y su costura, sentado sobre su mesa, junto a la ventana; risueño y de buen humor, se había puesto a coser a todo trapo.

Los Tres Pelos de Oro del Diablo.

Érase una vez una mujer muy pobre que dio a luz un niño. Como el pequeño vino al mundo envuelto en la tela de la suerte, predijéronle que al cumplir los catorce años se casaría con la hija del Rey.

Pulgarcito.

Érase un pobre campesino que estaba una noche junto al hogar atizando el fuego, mientras su mujer hilaba, sentada a su lado.

Historia de uno que hizo un viaje para saber lo que era miedo.

Un labrador tenía dos hijos, el mayor de los cuales era muy listo y entendido, y sabía muy bien a qué atenerse en todo, pero el menor era tonto y no entendía ni aprendía nada, y cuando le veían las gentes decían: "Trabajo tiene su padre con él."

La Ondina Del Estanque.

Érase una vez un molinero que vivía felizmente con su esposa. Tenían dinero y tierras, y su riqueza aumentaba de año en año. Pero la desgracia viene cuando menos se piensa.

Los tres ramos verdes.

Érase una vez un ermitaño que vivía en un bosque, al pie de una montaña, ocupado sólo en la oración y las buenas obras; y cada anochecer, por amor de Dios, llevaba unos cubos de agua a la cumbre del monte. Muchos animales calmaban en ella la sed, y muchas plantas se refrescaban, pues en las alturas soplaba constantemente un fuerte viento que resecaba el aire y el suelo.

Los seis compañeros que lo consiguen todo.

Había una vez un hombre muy hábil en toda clase de artes y oficios.

La Liebre y El Erizo.

Pareciera ser falsa, pero en realidad es verdadera, porque mi abuelo, de quien la obtuve, acostumbraba cuando la relataba, decir complacidamente.

El Huso, a lanzadera y la aguja.

Quedose huérfana una joven a poco de nacer, y su madrina, que vivía sola en una cabaña al extremo de la aldea, sin más recursos que su lanzadera, su aguja y su huso, se la llevó consigo, la enseñó a trabajar y la educó en la santa piedad y temor de Dios.

La mesa, el asno y la vara maravillosa.

Érase una vez un sastre que tenía tres hijos y una sola cabra. Como la cabra alimentaba con su leche a toda la familia, necesitaba buen pienso, y todos los días había que llevarla a pacer.

Los Enanos Mágicos.

Un zapatero que, a consecuencia de muchas desgracias, llegó a ser tan pobre que no le quedaba material más que para un solo par de zapatos.

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La hija de la Virgen María.

A la entrada de un extenso bosque vivía un leñador con su mujer y un solo hijo, que era una niña de tres años de edad

Blancanieves.

Esta historia habla sobre una niña y su madrastra la cual le tiene envidia a la niña por ser más bonita que ella.

El gato y el ratón hacen vida en común.

Un gato había trabado conocimiento con un ratón, y tales protestas le hizo de cariño y amistad que, al fin, el ratoncito se avino a poner casa con él y hacer vida en común.

El Rey Pico de Tordo.

Había una vez un rey que tenía una hija cuya belleza física excedía cualquier comparación, pero era tan horrible en su espíritu, tan orgullosa y tan arrogante, que ningún pretendiente lo consideraba adecuado para ella. Los rechazaba uno tras otro, y los ridiculizaba lo más que podía.

La muerte de la gallinita.

En cierta ocasión, Gallinita y Gallito fueron al monte de los nogales y convinieron en que el que encontrase una nuez la partiría con el otro. He aquí que Gallinita encontró una muy grande, pero no dijo nada, pues quería comérsela ella sola.

El Enebro.

Hace ya mucho, mucho tiempo, como unos dos mil años, vivía un hombre millonario que tenía una mujer tan bella como piadosa.

Madre Nieve.

Cierta viuda tenía dos hijas, una de ellas hermosa y diligente; la otra, fea y perezosa. Sin embargo, quería mucho más a esta segunda, porque era verdadera hija suya, y cargaba a la otra todas las faenas del hogar, haciendo de ella la cenicienta de la casa.

Las Tres Plumas.

Rey viejo y débil, pensó que debía arreglar las cosas para después de su muerte, pero no sabía a cuál de sus hijos legar la corona.

El Acertijo.

Érase una vez el hijo de un rey, a quien entraron deseos de correr mundo, y se partió sin más compañía que la de un fiel criado.

Los huéspedes importunos.

Se precipitó con el pico abierto sobre el gallo, pero este volviendo las tornas sacudió bien al ánade, le puso el cuerpo como nuevo a picotazos.

a

Los 7 cuervos.

Había una vez, hace ya mucho tiempo, un matrimonio que tenía siete hijos y ninguna hija.

Rumpelstilskin.

Cuentan que en un tiempo muy lejano el rey decidió pasear por sus dominios, que incluían una pequeña aldea en la que vivía un molinero junto con su bella hija.

Caperucita Roja.

Había una vez una adorable niña que era querida por todo aquél que la conociera, pero sobre todo por su abuelita, y no quedaba nada que no le hubiera dado a la niña.

El pájaro de oro.

En tiempos remotos vivía un rey cuyo palacio estaba rodeado de un hermoso parque, donde crecía un árbol que daba manzanas de oro.

Hansel Y Gretel.

El niño se llamaba Hansel, y la niña, Gretel. Apenas tenían qué comer, y en una época de carestía que sufrió el país, llegó un momento en que el hombre ni siquiera podía ganarse el pan de cada día.

Los doce hermanos.

Éranse una vez un rey y una reina que vivían en buena paz y contentamiento con sus doce hijos, todos varones. Un día, el Rey dijo a su esposa

Los regalos de los gnomos.

Era una melodía extraña, pero tan alegre que les hizo olvidar su cansancio y apretar el paso.

Juan el listo.

Es una lectura sobre una conversación de un niño y su mamá.

El lobo y las 7 cabritillas.

Érase una vez una vieja cabra que tenía siete cabritas, a las que quería tan tiernamente como una madre puede querer a sus hijos.

La muerte madrina.

Un hombre muy pobre tenía doce hijos; y aunque trabajaba día y noche, no alcanzaba a darles más que pan.

Las 3 hojas de la serpiente.

Vivía una vez un hombre tan pobre, que pasaba apuros para alimentar a su único hijo. Díjole entonces éste

La doncella sin manos

A un molinero le iban mal las cosas, y cada día era más pobre; al fin, ya no le quedaban sino el molino y un gran manzano que había detrás.

El agua de la vida.

Hubo una vez un rey que enfermó gravemente. No había nada que le aliviara ni calmara su dolor.

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