rRechazo culturalLa oposición de los consumidores hacia este tipo de inmuebles es una de las resistencias a las que los gestores de empresas de viviendas prefabricadas se han de enfrentar a diario. En este sentido, desde Modular Home indican que “la cultura española siempre ha estado unida a la idea de construcción contundente, duradera, con bajo mantenimiento y garantías”, lo que ha generado que los clientes asocien “por error y desconocimiento” este tipo de viviendas a casas destinadas a segundas residencias.Por su parte, Navarro lamenta que en España a nivel de ventas este mercado se encuentre “a años luz” de otros países en los que las casas prefabricadas son una realidad “y no existen prejuicios negativos hacia las mismas”. “Todos estos prejuicios se deben en gran medida a las empresas low cost de casas prefabricadas, que ofrecen una calidad pésima y por tanto han aportado mala fama a la industria prefabricada”, critica.MantenimientoEl mercado dedicado a las viviendas prefabricadas es heterogéneo y el mantenimiento de cada inmueble difiere en función de cuáles son los materiales utilizados. Sin embargo, Antón y Granero señalan que si las viviendas “son de madera necesitan mucho más que las metálicas” y, a su vez, “estas más que las de hormigón”. Desde inHAUS también subrayan los altos costes de mantenimiento que se derivan de las viviendas de madera. De hecho, Navarro aconseja “huir de los sistemas de entramados ligeros, que es un eufemismo que usan algunas empresas para decir madera”.En este sentido, recomienda declinar el uso de la madera para realizar una vivienda prefabricada, dado su alto coste en mantenimiento y los problemas que puede generar en un hogar. Asimismo, sostiene que también se deben rechazar las construcciones prefabricadas de hormigón visto, “puesto que su envejecimiento no es controlable y su mantenimiento, sobre todo en las juntas de silicona, es especialmente caro”.UbicaciónLa ubicación de una parcela es la principal clave que encarece su precio final. Ello se debe a que los espacios ubicados en terrenos urbanos presentan un valor notablemente alto, que hace encarecer el precio final de las viviendas prefabricadas. Por el contrario, las parcelas situadas en suelo rústico tienen un valor de tasación menor, pero implican otros costes a los clientes, como construir en ellas viviendas respetuosas con el medio ambiente y que sean armoniosas con el entorno, especialmente en lo relativo a las características de la arquitectura rural o tradicional de la zona en la que se halle.De ahí que, como sostiene el arquitecto Alberto Esparza, sea importante “medir el gasto en la parcela y tener en mente el global de la inversión a realizar para no acabar construyendo una vivienda de baja calidad” o cuya estética no concuerde con los gustos de las personas que vayan a vivir en ella.FinanciaciónOtra limitación que plantean las viviendas prefabricadas es su financiación. Así, como explican desde Obox, si bien en estos casos se suele acudir al crédito autopromotor, operación que se configura como una solución “muy parecida a la de las viviendas tradicionales”, desde esta empresa matizan que “en ocasiones hay que hipotecar primero el terreno para arrancar la obra e ir después al tradicional crédito hipotecario”.En este sentido, Daniel Sot, miembro del despacho AOB Abogados, matiza que para realizar esta compraventa con éxito, los compradores han de contar con ahorros previos. De hecho, sostiene que cuando se pretende comprar un solar para destinarlo a la construcción de una vivienda prefabricada lo habitual es que el préstamo ofertado consista en conceder entre el 70% y el 80% del valor de tasación, aunque agrega que “el solar debe estar pagado o al menos no financiado por otra entidad”.Trámites y legislaciónPor último, las viviendas prefabricadas deben cumplir con el Código Técnico de la Edificación, como si de un inmueble convencional se tratara. Una particularidad que no distingue a estas construcciones de la obra tradicional y que puede hacer mermar el interés de aquellos usuarios que desean tener una casa lo más personal posible pero huyen de los trámites administrativos. En este sentido, Pereira recalca que “las licencias son iguales para todas las construcciones” y que en este caso, además, “deben cumplir con la normativa urbanística del terreno”.