OBJETIVOS DE LA CRIPTOGRAFIA

Verificar la identidad de las partes involucradas en una comunicación o transacción. Los sistemas de criptografía pueden incluir mecanismos para autenticar a los participantes y asegurar que la información proviene de una fuente confiable.

Salvaguardar la privacidad de la información personal y sensible. La criptografía se utiliza para proteger datos como información médica, financiera y otros datos personales, asegurando que solo las personas autorizadas tengan acceso a ellos.

Garantizar la seguridad de las transacciones electrónicas, como compras en línea o transacciones bancarias. La criptografía juega un papel crucial en la protección de la información financiera y en la prevención del fraude en línea.

Asegurar la confidencialidad y la integridad de la comunicación electrónica, ya sea a través de correos electrónicos, mensajería instantánea o cualquier otra forma de comunicación digital.

Evitar la interceptación no autorizada de información confidencial. La criptografía protege la información durante su transmisión, impidiendo que terceros no autorizados accedan o comprendan el contenido.

Garantizar que solo las personas autorizadas puedan acceder y entender la información. Esto se logra mediante la transformación de los datos originales en una forma ilegible para aquellos que no poseen la clave de descifrado.

Asegurar que la información no ha sido alterada ni modificada durante la transmisión o almacenamiento. Los algoritmos de criptografía pueden detectar cualquier cambio en los datos cifrados y alertar sobre posibles intentos de manipulación.

Evitar que una parte niegue la autoría de un mensaje o transacción. La criptografía puede proporcionar pruebas de que un mensaje fue enviado o recibido, lo que ayuda a resolver disputas y garantiza la responsabilidad.

Asegurar que la información esté disponible cuando sea necesaria para las partes autorizadas. Aunque la criptografía no se centra directamente en la disponibilidad, se debe garantizar que los sistemas criptográficos no impidan indebidamente el acceso legítimo a la información.

Proteger contra intentos maliciosos de romper o comprometer la seguridad del sistema. Los algoritmos criptográficos deben resistir ataques como el criptoanálisis y la fuerza bruta, asegurando que la información permanezca segura incluso si un atacante tiene acceso a datos cifrados.