przez Kelly Benavides 1 rok temu
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Decir dije dijiste dijo dijimos dijeron dijeron dijera dijeras dijeran dijéramos dijeras dijeran Traer traje trajiste trajo trajimos trajeron trajeron trajera trajeras trajeran trajéramos trajeras trajeran Otros verbos también se conjugan de igual manera son: conducir, traducir, deducir, extraer, contraer, etc. Las pocas palabras terminadas con este sonido: boj, cambuj, reloj, troj.
Ejemplos: ultraje, linaje, porcentaje, conserje, monje, hereje, buje, relojero, brujería'. Todas las formas de los verbos que llevan "j" en el infinitivo, especialmente los terminados en jar y jear: alejemos, homenajeé, agasajemos, canjeé, aconsejé. Los compuestos y derivados de las palabras que llevan las partículas ja, jo, ju: sonajero (de sonaja), cajita, cajero (caja), ojeras, ojitos (ojo), granjero (granja), rojizo (rojo). Las formas en pasado de los verbos en las que, por irregularidad, existen las partículas je y ji, sin que el infinitivo de dicho verbo contenga una 'G' o 'J'. Ejemplos:
El hecho de que en español la "G" y la "J" suenen igual cuando están antes de la "e" y la "i", hace que haya confusión y errores de ortografía al momento de escribir palabras con este sonido. Por eso existen normas para el correcto uso ortográfico de ambas letras. Se escriben con J:6 Las partículas ja, jo, ju, únicos representantes de los sonidos /xa/, /xo/, /xu/: reja, jocoso, injuria, bajar, mejor, justo, etc. Los verbos terminados en jear: lisonjear, cojear, canjear, ojear, granjear, forcejear. Las palabras que comienzan con eje: ejercicio, ejecutar, ejército, ejemplar. Las palabras terminadas en je, jero, jera y jería, excepto ambages, auge, cónyuge, enálage, esfinge, falange, faringe, Jorge, laringe, litarge, meninge, verge, ligero, ligera y las voces procedentes de verbos terminados en ger y gir, como coge, dirige, elige.
La letra jota puede representar varios sonidos en distintos idiomas: [d͡ʒ]: en córnico, escocés (Scots), igbo, indonesio, inglés, malayo, oromo, shona, somalí, turcomano y zulú. [j]: en todas las lenguas germánicas, excepto el inglés y el escocés, en todas las lenguas urálicas y baltoeslavas que usen el alfabeto latino, albanés, esperanto y húngaro. [ɟ]: en yoruba y suajili. [t͡ɕ]: en transcripción pinyin para el chino mandarín. [ʒ]: en azerí, catalán, francés, portugués, rumano y turco. El asturiano, el gallego, el gilbertés, el hawaiano, el italiano, el maorí, el mohawk, el tagalo, el tongano, el vietnamita y todas las lenguas celtas, excepto el córnico, no lo usan, excepto en palabras extranjeras.
En español medieval la letra j era pronunciada como la fricativa postalveolar sonora /ž/ (como la j catalana o francesa cuyo signo AFI es /ʒ/). Fue a partir del siglo XV durante el reajuste de las consonantes sibilantescuando se perdió la sonora /ž/ por la sorda /š/ (equivalente a la sh inglesa, AFI /ʃ/, representada por la x sorda). En la misma época, se inició (se estima en Sevilla) la velarización de /š/ por la moderna j /x/ representada por la x. Este cambio de lugar de articulación se extendió progresivamente a finales del siglo XVI y se hizo normal hacia la mitad del siglo XVII. Ya en el siglo XIX la j tomaría su actual fonema /x/. La pronunciación de la jota varía desde la /x/ a la simple aspiración (/h/), producidas por la diferente intensidad con que se articula en diversos países y regiones.5 Existen ciertos casos excepcionales en que un extranjerismo recientemente incorporado o un nombre propio procedente de otra lengua conserva una pronunciación cercana a la original, como jazz, júnior, jet o Jennifer. El sonido de la 'J' es el mismo que tiene la 'G' cuando antecede a las vocales "e" e "i"; así, "injerir" tiene el mismo sonido que "ingerir": /iŋxe'ɾir/.
La "J" mayúscula representa: En física, a la unidad del Sistema Internacional para las magnitudes energía, trabajo y calor; el julio. La "j" minúscula representa: En el Alfabeto Fonético Internacional, un sonido aproximante palatal. que es el de una "i breve", como el de la "y" en la palabra inglesa "yes" /jes/, o parecido al de la "i" en "bien". Una de las tres unidades imaginarias de los cuaterniones. En electricidad, a la densidad de corriente y a la unidad imaginaria {\displaystyle {\sqrt {-1}}} en fasores para evitar confusión con la letra {\displaystyle i} empleada para representar la corriente eléctrica. Además en la numeración romana, se ha empleado históricamente la "j" minúscula como 'i' final, representando al valor uno.
La 'J' fue la última letra que se incorporó al alfabeto latino moderno, por parte de Pierre de la Ramée (1515-1572), para distinguirla del valor fonético que había desarrollado la 'I' en las lenguas romances. El nombre "jota" proviene del latín Iota, que es el nombre de la letra griega de la que procede, la cual tenía el sonido de una '"i larga" (/iː/), diferente a ípsilon, que tenía el sonido de una "i breve" (/j/).
Comenzó a tener un uso distintivo en el alto alemán medio,2 y no fue hasta el siglo XVI cuando se empezó a considerar la 'J' como una letra con valor propio. Fue el gramático italiano Gian Giorgio Trissino (1478–1550) el primero en distinguir la I y la J como representantes de distintos sonidos, en su Ɛpistola del Trissino de le lettere nuωvamente aggiunte ne la lingua italiana ("Epístola de Trissino sobre las las letras nuevamente agregadas en la lengua italiana") de 1524.3
Originalmente, en el alfabeto latino, la jota era una variante caligráfica de la i, es decir, una 'i' con una califa alargada. Esta se usaba en la numeración romana al final de un número, cuando éste terminaba con más de una 'I'; por ejemplo: "23" en numeración romana, se escribía "XXIIJ" y no "XXIII". En latín y en las lenguas romances de la Edad Media representaba indistintamente los sonidos /i/, /iː/, y /j/ del Alfabeto Fonético Internacional.
En algunos dialectos del español, particularmente en América Latina, la /b/ intervocálica se pronuncia labiodental [v] cuando hay énfasis. Según lo dicho, en una exclamación como "¡debí haberte dicho que vinieras!" puede haber una articulación "v" tanto para las dos "b" como para la "v" ortográficas. Esta labiodentalización de "b" y "v" ortográficas no es ningún arcaísmo fonético ni responde a la antigua tradición distinguidora del español preclásico, sino una realización alofónica del fonema /b/. En Andalucía la fricativización de las grafías "v" y "b" suele ocurrir en los enlaces cuando se aspira la /-s/ final de la palabra anterior ante "b" y "v" ortográficas: "es valiente" suele articularse [ˈɛ βaˈljɛnte] o incluso con [ɸ] sorda en algunas zonas, [ˈɛ ɸaˈljɛnte]. Este fenómeno es similar al que sufren /d, g/ en las mismas posiciones.