arabera Katherine Diaz 6 years ago
618
La señora de Lorsange, entonces llamada Juliette, y de un carácter e inteligencia prácticamente tan formados como a los treinta años ––edad que alcanzaba en el momento que arranca la historia que vamos a relatar––, sólo pareció sensible al placer de ser libre, sin meditar un instante en las crueles desgracias que habían roto sus cadenas.
La señora condesa de Lorsange era una de esas sacerdotisas de Venus cuya fortuna es obra de una bonita cara y de una mala conducta, y cuyos títulos, por pomposos que sean, sólo se encuentran en los archivos de Citeres, forjados por la impertinencia con que los toma, y mantenidos en la necia credulidad que los concede: morena, hermoso talle, ojos con una singular expresión; con esta incredulidad muy de moda, que, confiriendo un atractivo más a las pasiones, hace buscar con mayor ahínco a las mujeres en quienes se supone; un poco malvada, sin principio alguno, no viendo mal en nada, y sin embargo sin la suficiente depravación en el corazón como para haber extinguido la sensibilidad; orgullosa, libertina: así era la señora de Lorsange
EMOCIONALES
Justine, con doce años de edad como ya hemos dicho, su carácter sombrío y melancólico le hizo percibir mucho mejor todo el horror de su situación. Dotada de una ternura y una sensibilidad sorprendentes, en lugar de la maña y sutileza de su hermana sólo contaba con una ingenuidad y un candor que presagiaba que cayera en muchas trampas. Esta joven sumaba a tantas cualidades una fisonomía dulce, absolutamente diferente de aquella con que la naturaleza había embellecido a Juliette; de igual manera que se percibía el artificio, la astucia, la coquetería en los rasgos de ésta, se admiraba el pudor, la decencia y la timidez en la otra; un aire de virgen
FISICAS
unos grandes ojos azules, llenos de sentimiento y de interés, una piel deslumbrante, un talle grácil y flexible, una voz conmovedora, unos dientes de marfil y los más bellos cabellos rubios, así era el retrato de esta encantadora menor, cuyas gracias ingenuas y rasgos delicados superan nuestros pinceles.
LIBRO CONTINUO SIN TITULOS SIN SUBTITULOS
Tomó la lista de las culpables de manos de la decana, y, después, dirigiéndose de nuevo a mí, me hizo estremecer. Cada gesto, cada movimiento con que parecía que debía someterme a esos libertinos, era para mí como una sentencia de muerte." P.58
¡Quieres que perpetuamente sometidos y degradados, mientras la clase que nos domina tiene para sí todos los favores de la Fortuna, nos reservemos sólo la pena, el abatimiento y el dolor, la necesidad y las lágrimas, la deshonra y el cadalso! No, Thérèse, no: o esta Providencia que tú reverencias sólo merece nuestro desprecio, o no son éstas en absoluto sus voluntades
Pero abandonemos por un instante la moral, ya que prefieres la teología. Debes saber pues, joven inocente, que la religión en la que te amparas, no siendo más que la relación del hombre con Dios, culto que la criatura creyó deber rendir a su creador, quedó aniquilada en cuanto la propia existencia de tal creador fue demostrada como quimérica.
continuó el superior, mostrándome disciplinas, varas, férulas, azotes, cuerdas y otras mil variedades de instrumentos de tortura...––. Sí, es bueno que lo sepas: eso es lo que utilizamos con las muchachas rebeldes; tú misma comprobarás si merece la pena que te convenzamos de ello. Por otra parte, ¿qué reclamarías aquí? ¿La equidad?, no la conocemos; ¿la humanidad?, nuestro único placer es violar sus leyes; ¿la religión?, no existe para nosotros."P.48
"continuó el superior, mostrándome disciplinas, varas, férulas, azotes, cuerdas y otras mil variedades de instrumentos de tortura...––. Sí, es bueno que lo sepas: eso es lo que utilizamos con las muchachas rebeldes; tú misma comprobarás si merece la pena que te convenzamos de ello. Por otra parte, ¿qué reclamarías aquí? ¿La equidad?, no la conocemos; ¿la humanidad?, nuestro único placer es violar sus leyes; ¿la religión?, no existe para nosotros" p. 48
¿la religión?, no existe para nosotros, nuestro desprecio por ella aumenta debido a que la conocemos más; ¿parientes... amigos... jueces? No hay nada de todo eso en este lugar, querida muchacha; sólo encontrarás aquí el egoísmo, la crueldad, el desenfreno, y la impiedad más argumentada. P.48
De modo que tu única salida es la sumisión más absoluta; dirige tus miradas al asilo impenetrable en que te encuentras, jamás ningún mortal apareció por estos lugares; aunque el convento fuera tomado, registrado, quemado, nadie descubriría este retiro: es un pabellón aislado, enterrado, rodeado por todas partes por seis muros de un increíble espesor, y tú estás en él, hija mía, en medio de cuatro libertinos que seguramente no tienen ganas de perdonarte nada y a los que tus ruegos, tus lágrimas, tus palabras, tus genuflexiones o tus gritos sólo conseguirán excitar más. P.48
Subtema
VEITISESIS AÑOS
"Es cierto, por tanto, que la prosperidad puede acompañar la peor conducta, y que en el mismo centro del desorden y de la corrupción, cuanto los hombres denominan la felicidad puede esparcirse sobre la vida" P.20
"Hasta los veintiséis años, la señora de Lorsange siguió haciendo brillantes conquistas; arruinó a tres embajadores extranjeros, cuatro recaudadores de im puestos, dos obispos, un cardenal y tres caballeros de las órdenes reales." P.20
"Como es inusual pararse después de un primer delito, sobre todo cuando se ha coronado felizmente, la desgraciada Juliette se denigró con dos nuevos crímenes semejantes al primero; uno para robar a uno de sus amantes, que le había confiado una suma considerable, ignorada por la familia de ese hombre, y que la señora de Lorsange pudo ocultar gracias a esta espantosa acción; el otro, para poseer cuanto antes un legado de cien mil francos que uno de sus adoradores le hacía en nombre de un tercero, encargado de devolver la cantidad después de la defunción. A esos horrores, la señora de Lorsange juntaba tres o cuatro infanticidios." P. 20
DOS VERSIONES DIFERENTES DE NOVELA
LOS INFORTUNOS DE LA VIRTUD
PRIMERA VERSION
“Pienso que si existiera un Dios, habría menos maldad en esta tierra. Creo que si el mal existe aquí abajo, entonces fue deseado así por Dios o está fuera de sus poderes evitarlo. Ahora, no puedo temer a un Dios que es o malicioso o débil. Lo reto sin miedo y me preocupa un comino sus rayos”.
"Créeme, deja tranquila la justicia de Dios, sus castigos o sus recompensas futuras y otras necesidades por el estilo que solo sirven para hacernos morir de hambre ." P 36
época regida o manipulada por la iglesia, donde cada acto fuera de el ámbito religioso, es permitido por que es asi es su viva naturaleza, sin embargo actos como violaciones, o todo tipo de espectáculos que tienen que ver el aspecto sexual es permitido por la iglesia y protegida. en donde
"Por la voluntad de un sacerdote, o sea, de un truhán cubierto de mentiras y de crímenes, ese gran Dios creador de todo lo que vemos se humillará hasta el punto de descender diez o doce millones de veces cada mañana a un pedazo de harina amasada que, debiendo ser engullido por los fieles, se transmutará inmediatamente en el fondo de sus entrañas en sus más viles excrementos, y eso para la satisfacción de su tierno hijo, odioso inventor de tan monstruosa impiedad, en una cena tabernaria. Pero como lo dijo, así tiene que cumplirse. Dijo: «Este pan que veis será mi carne y como tal la comeréis. Ahora bien, como yo soy Dios, os comeréis a Dios, con lo cual el Creador del cielo y de la Tierra se convertirá, porque yo lo he dicho, en la materia más vil que pueda desprenderse del cuerpo del hombre, y el hombre se comerá a Dios, porque Dios es bueno y es omnipotente». Aunque parezca imposible, estas estupideces se propagan; se atribuye su extensión a su verdad, a su grandeza, a su sublimidad, al poder de quien las introduce, mientras que las causas más simples redoblan su fuerza, y el crédito adquirido por el error sólo encontró a truhanes por una parte y a imbéciles por otra. Esta infame religión llega finalmente al trono, y un emperador débil, cruel, ignorante y fanático revistiéndola con el estandarte real, mancha con ella los dos extremos de la Tierra." P 26
¿No dirán que la virtud, por hermosa que sea, se vuelve sin embargo el peor partido que pueda tomarse, si resulta demasiado débil para luchar contra el vacío, y que, en un siglo totalmente corrompido, lo más seguro es actuar como los demás? Algo más instruidos, si se quiere, y abusando de las luces que han adquirido, ¿no dirán con el ángel Jesrad, de Zadig, que no hay mal que por bien no venga, y que pueden, a partir de ahí, entregarse al mal, ya que de hecho sólo es una de las maneras de producir el bien?
arias personas habían declarado que yo había entrado la noche de aquel día funesto, y eso era cierto. Buscando un excusado mal señalado por la sirvienta a la que me dirigí, había entrado en aquel desván, sin encontrar el lugar deseado, y había permanecido allí el tiempo suficiente para hacer sospechar aquello de lo que me acusaban, o para ofrecer por lo menos probabilidades; y, como sabemos, esto son pruebas en este siglo. Así que por mas que me defendiera, el oficial sólo me respondió estrechando los grilletes.
la dureza de los ricos legitima el mal comportamiento de los pobres: que sus bolsas se abran a nuestras necesidades, que la humanidad reine en su corazón, y las virtudes podrán establecerse en el nuestro; pero en tanto que nuestro infortunio, nuestra paciencia para soportarlo, nuestra buena fe, nuestra servidumbre, sólo sirvan para aumentar nuestros grilletes, nuestros crímenes son obra suya, y seríamos muy tontos en negárnoslos cuando pueden aliviar el yugo con que su crueldad nos sobrecarga.